Bases biológicas del amor
Bases biológicas del amor
(Extraído de conferencia Dr Alberto Domínguez Carabantes del tercer encuentro “Sin salud mental, no hay salud” en la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados)
El amor ha estado siempre presente en nuestra historia evolutiva como podemos comprobar por la siguiente inscripción sumeria del año 4000 A.C: “Mi amado, la delicia de mis ojos”.
Los mamíferos y aves han desarrollado sistemas de emoción-motivación que actúan en serie y que justifican las etapas de amor. El apego duradero de pareja, produce culminación de los deberes de padres basado en una relación monógama, donde la oxitocina, vasopresina y la dopamina tienen un importante papel.
Según el artículo, The neurobiology of pair bonding publicado en Nature-neuroscience en septiembre 2004, se recoge que el 3,5% de los mamíferos son monógamos, no existen dudas de que los humanos poseen una arquitectura biológica con mecanismos neurológicos y moleculares definidos que les predispone a ello.
Los estudios se realizaron con topillos (microtus), una especie de roedor que tienen organizaciones sociales y conductas sexuales diferentes entre ellos. Establece una única relación estable, son muy sociables, prefieren la compañía de sus parejas a la de otros individuos (con los que se muestran agresivos) y los dos padres proveen distintos cuidados a sus hijos.
En sus casas viven varias generaciones emparentadas bajo el mismo techo. En la naturaleza si su pareja muere no vuelven a emparejarse, donde también pasan más de la mitad del tiempo con sus congéneres y la mayoría con su pareja.
En el laboratorio se utiliza el test de las preferencias de parejas, que consiste en una estructura con dos habitáculos: uno ocupado por la pareja y otro por un congénere de sexo opuesto y “apetecible”. Se mide la proporción de tiempo que pasa solo o con la pareja, para averiguar sus gustos afectivos.
Se les suministra dos neurolépticos la oxitocina y la vasopresina. La primera es la droga del amor/apego en las hembras que acelera la creación del vínculo de pareja; la segunda droga del amor/apego en los varones que realiza la misma acción.
La oxitocina produce las siguientes acciones: inducción al contacto social, apego de pareja, disminuye la agresividad, incrementa la relajación, aumenta la contracción muscular en el parto. Por otro lado la vasopresina: inducción al contacto social, conductas territoriales, incrementa atracción, disminuye ansiedad, incrementa memoria y atención.
Por todo ello se potencian los lazos de pareja, la seguridad emocional y las acciones periféricas. En los topillos monógamos hembras tienen altas densidades de oxitocina en su cerebro y optan por estar en pareja; los topillos monógamos machos tienen altas densidades de vasopresina y también optan por estar en compañía.
El vínculo de pareja es un aspecto integral de la sexualidad humana, con implicaciones importantes para la salud psicológica y física. Después de este estudio se puede extraer la conclusión que los mamíferos y aves tienen predisposición genética a estar en pareja, ya que si pueden elegir, por lo menos el topillo, elige estar en pareja, alterando de manera positiva áreas de su cerebro, como el núcleo accumbens responsables del placer, la recompensa y la adicción.
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