La psicomotricidad fina se refiere a todas aquellas acciones que el niño/a realiza principalmente con sus manos, a través de coordinación ojo-mano, que requieren mayor precisión.

Podrían englobar la pintura, el punzado, pegado, uso de herramientas, coger cosas con la yema de los dedos, coger cubiertos, hilvanar, amasar, etc. Generalmente ayudan a detectar algunas carencias y condiciones físicas. Todos estos ejercicios son desarrollados en una mesa con diversos materiales, a excepción de los bolos o el baloncesto.

images (2)La motricidad fina se inicia hacia el año y medio, cuando el niño, sin ningún aprendizaje previo, empieza a emborronar y pone bolas o cualquier objeto pequeño en algún bote o botella.

La motricidad fina implica un nivel elevado de maduración y un aprendizaje largo para la adquisición plena de cada uno de sus aspectos, ya que hay diferentes niveles de dificultad y precisión.

Para conseguirlo se ha de seguir un proceso constante: iniciar el trabajo desde que el niño es capaz, partiendo de un nivel muy simple y continuar a lo largo de los años con metas más complejas y bien delimitadas en las que se exigirán diferentes objetivos según las edades.

EI desarrollo de la motricidad fina es decisivo para la habilidad de experimentación y aprendizaje sobre su entorno, juega un papel central en el aumento de la inteligencia. Así como la motricidad gruesa, las habilidades de motricidad fina se desarrollan en un orden progresivo, pero a un paso desigual.

Las sesiones deben duran entre 30-40 minutos y trabajar con diferentes materiales (estimulantes, de colores vivos, que sean atractivos a la vista) para que al niño no se le haga muy pesado y este motivado para trabajar con ellos.

Se trabaja la coordinación ojo-mano, algo que les será images (1)muy útil para su futuro cuando comiencen con la escritura; se trabaja esta habilidad con actividades como sacar o meter aros, los bolos, baloncesto, las torres, los botones, consistente en pasar un hilo por los agujeros de un botón, etc.

Mediante estas y otras actividades supervisadas por profesionales podemos estimular a nuestros hijos para que vayan alcanzados las habilidades propias de su edad, y puedan ir adquiriendo nuevas competencias de un nivel superior.

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